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  • nipa61

En Colombia, algunos empresarios son ¿corruptos y/o ineptos?

Actualizado: 3 nov 2022

El capitalismo se basa en la producción y el consumo. El capitalista, con sus fábricas o empresas, se encargan de producir mercancías o servicios y estos son comprados por los consumidores. Esa es la dinámica que hizo crecer a los países llamados desarrollados por lograr un capitalismo avanzado con una tecnología que, con sus avances, ha sostenido el consumo de productos cada vez más adelantados y sofisticados.


Ese ritmo fue alterado por la implantación del llamado neoliberalismo, que hizo creer que ya no eran tan importantes las fábricas para producir riqueza, sino que ésta sería fruto de la intermediación financiera y la especulación en la bolsa. Ese perjudicial sistema económico afectó considerablemente a los países ricos, pero con más crueldad a los países subdesarrollados porque nunca fueron preparados para una transición tan brusca (no tenían una producción interna propia), y por hacerle caso a las potencias que lo impulsaron. Esas potencias hoy ven como las afectó y tratan de recuperar su producción y el desarrollo que otrora los puso en el sitial que lograron de riqueza y calidad de vida para sus ciudadanos.


Colombia, después de que lograra una capacidad productiva, esta fue interrumpida por la llegada al poder de César Gaviria Trujillo y su apertura económica neoliberal, que fue el primer paso para acabar con la industria nacional y recibió el puntillazo definitivo con el ascenso de Alvaro Uribe Vélez, que, con sus tratados de libre comercio, le dio sepultura definitiva, acabando con miles de empresas y de paso con millones de empleos de colombianos. Ese sistema se mantuvo con sus sucesores en la presidencia hasta la llegada del primer gobierno democrático capitalista al país.


Gustavo Petro ha propuesto, y lo está llevando a cabo, ese capitalismo tan necesario para un desarrollo económico y una mejor calidad de vida para los colombianos. Así lo hicieron los países que hoy tenemos como referencia de riqueza. Pero parece que algunos empresarios colombianos no han entendido (o no lo quieren hacer) la dinámica de la economía capitalista. Los verdaderos capitalistas obtienen su riqueza de la venta de los productos y servicios y para ello es necesario que los consumidores tengan los ingresos suficientes para que los puedan comprar. Si no hay ingresos no hay consumo y los empresarios salen del mercado.


Esto ha pasado en Colombia desde que nos hicieron creer la mentira de que "era mejor “comprar más barato en el exterior para nuestro consumo interno". Mejor, ¿para quién?, para unos especuladores de mercados que se enriquecieron a costa de la quiebra de empresarios pujantes y de campesinos honestos que por años construyeron sus negocios pensando en el bienestar tanto de sus consumidores como de sus trabajadores y de paso le dieron la puntilla a la producción agrícola nacional y de otros artículos manufacturados.


Con los últimos acontecimientos se nota como algunos empresarios acostumbrados a la especulación financiera y de mercado se resisten a obtener su riqueza de la producción verdadera que conllevará a un desarrollo, tanto de sus negocios como del país.


No, aquí sigue imperando la teoría caduca, sostenida por economistas neoliberales, que pensando solo en el bien de unos pocos insisten en que este sistema no debe acabarse, a pesar que los últimos acontecimientos mundiales, en el que muchos países están tratando de recuperar el rumbo de su propia producción, dicen todo lo contrario. Gran daño le hicieron al país esos mal llamados economistas.


Nos quieren llevar por el camino equivocado, no se sabe si porque quien lo propone es Petro o porque su miopía económica los acostumbró tanto a una explotación inmisericorde del país que no quieren “soltar la teta”, a pesar de que ya la han dejado al borde de colapso.


Esos empresarios, o son muy ingenuos, o muy corruptos. Ingenuos porque se siguen dejando influenciar por esos nefastos "expertos". Corruptos porque su riqueza la han obtenido de defraudar al Estado, con una gran cantidad de formas que se han inventado, como la evasión, elusión y otras más sofisticadas, para no pagar impuestos, ayudados por las reformas tributarias de Uribe y Duque.


Además de la adjudicación de contratos estatales; en los que no entregan lo pactado, incumplen los tiempos, dejan las obras a medio hacer, los elementos o las obras de mala calidad, cobran sobreprecios, presionan adiciones presupuestales y muchas otras triquiñuelas, todos unos expertos en defraudación al Estado.


Las licitaciones que les han adjudicado son a dedo o con licitaciones “sastre”, es decir a su medida para eliminar la competencia, también tienen otro modus operandi habitual, practican las llamadas puertas giratorias en las entidades gubernamentales, donde son nombrados para que preparen el terreno, salen cuando ya tienen todo listo para hacer el negocio, montan una empresa o tienen una como operador para recibir esos contratos que ellos mismos han planeado. También tienen familiares y cónyuges en altos cargos del gobierno en donde obtienen información privilegiada sobre “dónde está la plata” y “como poder sacarla” sin grandes dificultades ni consecuencias. Pero la mala fama de la ineficiencia y corrupción se la dejan al Estado para continuar con su desfalco.


En muy pocos casos la justicia, por acción o por omisión, logra una condena efectiva y si llegan a un acuerdo con la fiscalía se van para su casa a purgar una pena de cortísimo tiempo, pagan un valor ínfimo del valor total de lo defraudado y salen libres a hacer nuevamente el mismo proceso,


Ese es el panorama de estos grandes prohombres “preocupados por el país” que no quieren pagar impuestos, que no quieren un desarrollo realmente capitalista y desean perpetuar el régimen del que han vivido “como reyes”, sin devolver, ni compensar, ni restaurar nada y que hoy se oponen, “peleando como gatos patas arriba” a unas medidas medianamente justas, para que un poco de dinero llegue a los que siempre han sostenido al país.


Es inaudito que ya, a dos décadas de haberse iniciado el siglo XXI, en el que el mundo ha alcanzado un grado tecnológico, como nunca, en la historia, haya aún algunos “empresarios”, en Colombia, comportándose como señores feudales del siglo XVII. Y que hoy quieren, seguir perpetuando ese sistema a pesar de ser atrasado, caduco e injusto. Y no solo eso, sino que a quienes quieren un desarrollo capitalista los tratan de socialistas, comunistas y no se que otros calificativos.


Lo más grave es que esas personas a las que el gobierno pretende ayudar no se manifiestan, no tienen voz, nunca los entrevistan en los medios, solo viven para trabajar y llevar algo de comer a sus hogares. Nadie les explica ni les dice que hacer, no saben como apoyar esas transformaciones y a algunos ni siquiera les importa. Esa ignorancia es aprovechada por la extrema derecha para poder bloquear las medidas, desinformar y en últimas seguir, con cosas tal como han estado siempre.


El daño que han hecho los medios de comunicación tradicional y comercial se ve con más fuerza en el manejo de esta información, en donde los interesados en que las cosas continúen igual invierten ingentes esfuerzos y cantidades de dinero para tratar de mantener a la gente en esa ignorancia que tanto los ha beneficiado a ellos y a sus dueños, los mismos empresarios de los que estamos hablando.


Es urgente que los dirigentes, líderes, miembros del gobierno, funcionarios y periodistas que tienen una visión social dediquen sus esfuerzos en difundir la verdad de los cambios que pretende el gobierno y tratar de desmentir y desmontar las falsedades que se han difundido.


El reto es dar un paso adelante en la consolidación de un Estado capitalista o mantenernos en un modo de gobierno y producción feudal como el que nos ha gobernado en la mayoría de nuestra vida republicana, y para ello es urgente e indispensable que los empresarios e industriales, a los que hago referencia, aprendan, se conciencien o practiquen aquello que la riqueza es inherente a la producción y el consumo y no la especulación y el parasitismo del capital financiero. Ojalá se den cuenta a tiempo y corrijan su accionar, antes de llevarnos a un punto de no retorno. Ellos serán los responsables de nuevos estallidos sociales mas graves y de mayores consecuencias, el hambre no da espera.


Las opiniones expresadas por los columnistas son de su única responsabilidad y no comprometen a www.latinoticias.tv


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