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Foto del escritorHernán Riaño

Exigen gobernar con “ángeles”

Por: Hernán Riaño

Con la llegada del gobierno Petro, se descubrió la real situación en la que las derechas colombianas con sus politiqueros y empresarios dejaron al país en todos los aspectos, y el que voy a tratar hoy es el de los funcionarios que heredó el señor presidente del gobierno Duque y sus antecesores.

Durante la vida “republicana”, fueron construyendo un Estado a su medida para que el poder nunca lo perdieran, de hecho, durante 20 años desde el año 1.958, se inventaron lo que llamaron el frente nacional, que era una alternancia de gobierno turnada entre los dos partidos políticos dominantes en esa época: el liberal y el conservador, dos periodos cada uno, en el que obligaban a los colombianos a votar sí o sí por los candidatos de la  colectividad política al que le tocara el turno. Excluyeron al comunista, por ejemplo, que desde la década de los 20 ya existía en nuestro país y a otros nacidos de intentos de independencia política que trataban de hacer quienes no estaban de acuerdo con el manejo del poder de estos dos grupos. Nadie más podía acceder a gobernar nuestro país, eso era exclusivo de ellos. Para llegar a los cargos públicos era necesario decir a cuál de los dos partidos políticos se pertenecía para que le dieran un puesto. Cada cuatro años, el Estado era usufructuado, exclusivamente, por los liberales o conservadores según el caso. Esa fue la época de la consolidación de la exclusividad del gobierno y del poder por los politiqueros de siempre. Se inventaron todas las formas de tomarse las instituciones y entidades que se entregaron entre ellos para que fueran explotadas como feudos en beneficio del politiquero o empresario de turno. 


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Después del desprestigio que les ocasionó la época bipartidista y ante el afán de que otros “líderes” nativos de esos partidos que quisieron llegar a gozar de las mieles del erario, el liberalismo y conservatismo se atomizaron en partidos herederos como Cambio Radical, La U, el Centro Democrático y tantos otros que, inclusive, tuvieron existencia efímera según las necesidades del momento, pero que son ellos mismos, las mismas familias y clanes politiqueros que desde que llegaron al poder y al gobierno no lo han querido soltar porque descubrieron que era mejor negocio, inclusive, que exportar droga. El erario estaba ahí a su disposición y no era sino inventarse la forma de apoderárselo.

Con la llega de Uribe al gobierno y al poder, esta situación se concentró aun más, ya que todos debían ser uribistas para lograr puestos, contratos y cualquier forma de estar en el gobierno, la identidad partidista se esfumó. Quien no fuera seguidor del innombrable era catalogado como terrorista y merecía la condenación eterna y muchas veces hasta la muerte. 

Llegó el primer gobierno democrático con otra forma de pensar y hacer las cosas, se encontró con barreras invisibles e infranqueables, pues la gran mayoría de funcionarios y empleados estatales tienen la ideología de quienes los nombraron o les dieron los contratos por muchos años. Esa llamada “burocracia” paquidérmica al servicio exclusivo de sus jefes, los politiqueros dueños del poder, que no les sirve a sus verdaderos patronos, el pueblo colombiano, se ha dedicado a bloquear, a sabotear, a demorar, a engavetar los proyectos y las reformas propuestas por Gustavo Petro.  

Para el actual gobierno es muy difícil reemplazar a todos esos colombianos “de bien” que se apoderaron de los cargos públicos y empleos oficiales, que tienen para el beneficio de ellos y sus jefes politiqueros, ya que el funcionamiento del Estado lo han sofisticado para mal, de una forma que es una selva infranqueable de trámites, papeles, decretos, circulares, conceptos, resoluciones, que se han inventado precisamente para que nada funcione como debiera y así, entre mas difícil sea, es más fácil apoderarse de los recursos del erario. Todos esos trámites y condiciones se han creado para facilitarle a los corruptos el apoderarse de todos los recursos y que nada llegue a los colombianos. Ahora los están utilizando para bloquear a un gobierno que solo quiere que ese estado no esté al beneficio de unos pocos sino al de todos los colombianos.

Ese es el panorama real que encontró Petro al llegar al gobierno. Funcionarios atornillados a sus cargos con contratos casi que vitalicios y mentalidad de esclavos al servicio de las derechas colombianas, que no le hacen caso sino a sus jefes. Entonces si se descubre algún hecho corrupto, se presenta alguna reforma, se necesita algún trámite, primero esos funcionarios llaman a consultarle a su jefe si pueden o no hacer o aprobar lo que se les solicita. Esto incluye al Congreso, las cortes, los juzgados, las alcaldías, las gobernaciones y en general todas las entidades del Estado.


ALIANZAS INFORMATIVAS.

Con esta realidad muchos “progresistas” ignorantes y despistados le reclaman resultados “inmediatos” al gobierno del cambio y lo hacen con una vehemencia que nunca se les vio con los gobiernos de derecha. Se rasgan las vestiduras exigiendo que se cambie a tal o cual funcionario, solo porque a ellos les parece. Esos mismo “progresistas” se nutren de la información que presentan los grandes medios corporativos, nunca contrastan, nunca investigan y se convierten en una piedra en el zapato para el gobierno, ya que, ahora sí son capaces de “levantar su voz” por cualquier cosa que no les satisfaga, con razón o sin ella, pero sin analizar la situación real de lo que enfrenta el señor presidente.  

Se han convertido, sin saber con qué autoridad, en faros morales del país, en guardianes de la decencia (¿?),y la anticorrupción, sin tener vocación ni información para ello, muchas veces para conseguir “likes” en las redes sociales o monetizar en las mismas. Descalifican a funcionarios o candidatos a determinados puestos, hacen coro para “macartizar” por cualquier cosa a personas, sin fórmula de juicio, sin el debido proceso, solo porque “a mi me parece” y le exigen al gobierno que lleve ángeles sin mancha para los ministerios, embajadas o cualquier cargo que el gobierno quiera suplir. Los califican de cualquier cosa para que sean impopulares y no puedan llegar al gobierno.  

El último evento que quiero traer a colación es el del nombramiento frustrado de Daniel Mendoza como embajador en Tailandia, solo por tener su sexual particular y por usar formas literarias que no satisfacen y que no pueden aprobar esos nuevos inquisidores, disfrazados, como todos los inquisidores, como sacerdotes o pastores de una nueva religión en la de que ellos sí saben como se maneja un Estado y a quien o no se debe nombrar. Se convirtieron en la neoextrema derecha progresista, si me permiten el término. ¿A cuento de que, ellos se creen con el derecho de no respetar el debido proceso, a juzgar, condenar y sentenciar a determinada persona porque no es de su gusto o por un odio visceral? Repito, se han convertido en lo que ellos, supuestamente, querían combatir. 

Lo mismo había ocurrido con el nombramiento de Hollman Morris como gerente de RTVC, que, con denuncias falsas en medios, un grupo de estos inquisidores quisieron impedir que la información tuviera la opción de ser contada con el rigor de la verdad, como ocurre hoy, y que no siguiéramos bajo el dominio de los medios corporativos. Perjudicaron al país la mitad del periodo presidencial. Por esa terquedad de oponerse al nombramiento, perdimos dos años de buena y veraz información, que hoy, con el poco tiempo que lleva en el cargo, ha demostrado que sí era posible. Las noticias que este canal del Estado presenta han logrado desbancar el dominio de los periodistas de la ultraderecha y su favorabilidad entre los colombianos sube cada día. Flaco favor le hicieron al país esos que se dicen progresistas y que hoy han demostrado su verdadero rostro. Morris demostró ante la justicia hace mucho tiempo su inocencia dejando a la luz pública que todo fue un complot y a sus denunciantes muy mal ante los ojos de los colombianos. 

En el caso del señor Mendoza, se olvidaron esos personajes, no se si de buena o mala fe,  del servicio que le ha prestado a los colombianos al hacer su serie sobre el innombrable que bautizó “Matarife”, denuncias que, si bien podríamos conocer los ciudadanos, su gran virtud, fue que le dio contexto de tiempo, espacio y relaciones de todo tipo, presentando una realidad que para muchos es nueva, porque no la vivieron, pero que hoy, después de investigaciones judiciales, confesiones de implicados, ya estamos conscientes de su veracidad.  

Hay otros casos de colombianos, que no pudieron llegar a colaborarle al gobierno por esas mismas actitudes desaforadas de odio, intolerancia, sectarismo y fanatismo. Es un contrasentido, quieren que el señor presidente nombre buenos funcionarios, según ellos, pero condenan sin el debido proceso a alguien, por razones subjetivas o de mala fe, privando al gobierno de esos posibles funcionarios. Pareciera que es un sabotaje disfrazado de progresismo.

¿De donde quieren sacar ángeles? Ese concepto de funcionario-ángel está solo en la mente de los neoinquisidores. 

AGENDA

Con el decretado aumento del salario mínimo, salieron muchos de esos mismos personajes a atacar el porcentaje, dizque porque va a paralizar al país quebrando a las empresas. Un aumento de cerca de 4 mil pesos diarios les parece desproporcionado. Demostraron una ignorancia crasa en economía y costos de producción. Para una empresa el salario, con sus prestaciones, es solo un factor dentro del total de los costos de un producto o servicio, no implica que sea el dominante ni mucho menos. Hay valores mas determinantes como la energía eléctrica o los arriendos, para nombrar solo dos. Se pusieron del lado del que nunca salieron, de la ultraderecha enemiga de los derechos de los trabajadores. 


Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

 

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